viernes, abril 6

Let there be love

Me sucumbo en las delicias de los néctares de los lúpulos, mientras escucho Black Bird, en una versión extraña, media Bossanova, media nosequé.
Trato de hacer un poco interesante este feriado pascual, en el que cometí todo tipo de delitos: he comido pan y carne. Creo que ningún cielo querrá mi alma.
Lucho con mis ganas y mis ideas, de que tal vez, algo pueda cambiar.
Me alegra mucho haberte conocido, hace tanto tiempo. Que a veces es poco. Y encima vuela.
Que nos disfrutemos con poco. Que seamos.
You were always waiting for this moment to arise
Take these broken wings and learn to fly
Que mi auto esté sano. Poder recorrer las calles de Buenos Aires desquiciada, por que es a lo único que se presta.
Tal vez simplemente hoy tenga ganas de ir a algún bingo de mala muerte. Escuchar a viejas estatales chusmetear y que el mundo se pare si el repartidor de los cartoncitos cambia de recorrido en la mesa. ¿Qué pasa si ahora gana la de al lado? Se quejan. Me hubiera tocado en realidad a mí. (Yo no entiendo qué es en realidad. No veo más realidad que lo real).
Nosotros miramos asombrados, pero ellas hablan más en serio que nunca. Pero tal vez no más en serio que cuando le dicen a su madre (que siguen viviendo con ella), me voy a trabajar. Después de haber tomado su mate cocido, escuchado al negro Oro en Radio Diez, reirse, llamar para contestar la pregunta del día y de haber guardado su almuerzo en un tupper azul, gastado de tanto viaje.
The greatest love of all (cambié de tema)
Pienso que lo mas probable es que todos, al final, queremos lo mismo. Llegar a casa. Sentir su aroma. Ir a cenar. Hablar de día. Tener la ropa limpia. Ver un poco de Tv, leer una buena novela. No sé. Es como que hoy, tengo esa sensación.