domingo, septiembre 23

Si, claro.

Paso a describir una conversación con mi novio el sábado por la tarde. Yo trataba de que me explicara las reglas del rugby, que, dicho sea de paso, me parece uno de los peores deportes que existen.

Yo: ¿Qué mierda es el punto bonus del que hablan, eso que tienen que conseguir los Pumas?

El: No se bien como es ahora. En mi época, después de tres trys, te dan un punto bonus.

Yo: Que injusticia!. Si Boca mete tres goles no le regalan nada para el próximo partido!. Es cualquiera!.

El: No no no. No podes comparar rugby con fútbol. Es como el agua y el aceite. Rugby es aceite de oliva, del mejor. Fútbol es agua. Pero no mineral, ni de canilla, sino de riachuelo, bien de al lado de la villa.


Me lo dice alguien que se quedó dormido a los TRES minutos de Pumas – Namibia.

miércoles, septiembre 19

Un brindis de Chocolate


Propongo nunca dejar de entendernos sin tener que hablar.

Que la cotidianeidad de nuestras vidas no interfiera por demás.

Propongo no tener que justificar nunca los delirios.

Propongo, hoy, un brindis de chocolate en tu nueva morada *.




-* Resulta que la maldita hierba me hace efecto también el día después. Sucede también que cuando alguien que querés esta pasando por un momento movilizadorheavyfantastico y todaslassensacionesjuntas, así como tan juntas, de no poder separar la alegriadelaangustia, me pone así como *ay*.

Ni *ay* mal ni *ay* bien. Solo *ay*.

Es terrible cuando entendes tanto a una persona. Por que sabes la mayor parte de sus pensamientos. Pero te juro, recontrajuro, que esta etapa va a estar buena de verdad. Por ahí en un tiempito. Por ahí mas ahora. Que sea cuando sea.

No es casualidad, que de mis 26, te conozca hace 21.

*ay*.






domingo, septiembre 2

Friday Night

Lo supimos desde el comienzo: con Airbag como teloneros, no podíamos esperar mucho más.

Igual hicimos la previa para the big night, with Lily Allen in B.A: cerveza con speed, fumar y partir. No sin antes, claro, una buena dosis de 3 D y muchos caramelos recién llegados de Miami.

- Taxi, no?
- Seeeeeeeeeeeee

Agradezco que H haya estado lo suficientemente despierto como para darse cuenta que el tachero estaba por agarrar una calle sin salida y encima, para el otro lado. (Demaría)

- “Tenia que ser taxista”, pienso.
- “Al centro señor”, repite H desconcertado, “al Luna Park por favor”
- Me dice H: “Estaba por agarrar una calle sin salida, ¿te diste cuenta?, ¿a donde nos metimos?”
- “No see” –dije-“fue una doble falta, sin salida y para el otro lado, no se puede creer este hombre”
- Me dice de nuevo: “Estamos hablando en voz alta y nos escucha”
- “Uy”

Mas tarde…
- “Pero viene algún artissta”, pregunta el grasa
- “Si, una… una chica de Inglaterra… una de esas nuevas”, esquiva H.

Cuestión es que llegamos, no se cómo. Y yo, a punto de quebrar, pensaba: nooo, es la cabeza, es la cabeza, me siento bien, me siento bien.

Entramos como pudimos, creo que hice más cola ese viernes para comer en un mc donalds que para entrar al Luna.

En fin. Cantamos desaforadamente casi todas las canciones de Airbag cual adolescentes en plena evolución (¡?¿!!!?¿),decíamos, son los “Hanson argentinos”, flasheamos con el baterista, o mejor dicho, con el baterito. “Es el próximo Jon Bon Jovi argentino”, creo que divagué.

Pendejas que habían pagado fortuna por esa entrada decían “Ay, de Lily Allen no conozco ningún tema”, eran las mismas que al final del show decían “noooo, le faltó cantar tal tema y tal otro”. Las quería matar. Capaz que las putee un poco, no me acuerdo. Pero es probable.

Lily tenía un micrófono amarillo fosforescente, un vestido fucsia, un discurso barato contra Bush, un ex que la tenía corta, una amiga que la cagó con su novio, un cigarrillo en cada canción, muchos Fuck Off y una camarita de fotos.

Yo? Unas botas nuevas, el flequi corto otra vez, una alegría extraordinaria y una excelente noche más en mi historia de recitales.

Canté desaforada, y me reí de-ma–sia-do.

También lo salude a Cerati y me miró!

De ahí, taxi de nuevo. H se bajó en lo de la novia, yo seguí hasta S. Ortiz y Sta fe. Compré dos conogol, le toque el timbre a una amiga, nos encontramos con algunos facultativos, y fuimos a un “evento” (parece que ahora a las fiestas con cosas gratis les tengo que decir así).

Volví a las 6 de la mañana. Me dormí a las 7. Casi un día entero despierta, sin parar un solo minuto. (Me había despertado a las 7 30 de la mañana ese viernes). Ya no estoy para estos trotes. Lo único que quiero ahora es tomar un te con leche y mirar DVDs todo el día.