domingo, enero 28

Just an illusion

No es que mi vida no me guste. No la paso mal, la verdad. O mejor dicho, la paso mal pocas veces. Pero la cosa es que a los 25 años yo estaba viviendo en EEUU y cubriendo hechos importantes por el mundo. También tenía un bolso increíble. Con lo que siempre iba a necesitar, pero solo cosas imprescindibles. Iba a viajar mucho, claro. Iba a discutir con mi jefe por cuestiones de ideología. Me iban a contestar de todas las entrevistas. Mi tesis iba a terminar en un muy buen libro, aunque no *best seller* por que nunca creí en esos. Iba a pasar las fiestas en Argentina, con mi familia, que iba a extrañar horrores pero que me alentaban e iban a estar extremadamente orgullosos de mí. También iba a cargar con una foto de mi perra, porque siempre necesité de ella.
Mi refugio en días de soledad en el medio de mmm…Afganistán pongamosle, iba a ser mental: de chiquita, volviendo de la playa, llena de arena, comiendo la merienda, mirando Lion King una y otra vez y prepararnos para ver que se hacia en gorlero, para terminar tomando algo en Chop Garden y criticando a las chetas hasta las 6 de la mañana. Tal vez sólo necesite el olor a pasto mojado y una canción de Maná para llegar ahí.
Iba a ser criticada, admirada y odiada.
Me iba a retirar de esta vida a los 30, para sentar cabeza y formar familia. Con mis miles de ahorros en dólares me iba a comprar una casita, con jardín y una huerta. Solo eso. Feliz.
Repito, no es que odie mi vida, solo que no es *del todo* la que me tenía que tocar.

jueves, enero 25

martes, enero 23

Recuerdos demenciales

En tercer grado estaba convencidísima de que al oler más de tres veces el liquid paper te morías. Me lo había dicho en secreto Lorena, una compañera que de lo único que recuerdo es que tenía anteojos. Y algunas tardes lloraba, por que todos mis compañeritos se iban a morir.

También me enojaba cuando alguien decía “Dios mío”. ¡¡¡No es tuyo!!!, les gritaba. (Una vez se lo dije al almacenero de al lado de mi casa y mi mamá se enojó)

A veces me pregunto cuáles son los efectos de la imaginación infantil en un ser adulto. En qué rincón quedan, y si nos tocan día a día.
Por que ese era mi mundo. Cosas que no tenían sentido alguno pero que de cierta manera me dominaban.

Y la verdad es que tengo muchos mas recuerdos demenciales. Pero que me dan cierto pudor admitirlos.

P.d: Terminando tercer grado tuve un intento de *suicidio* y olí tres veces el liquid paper a propósito. Y en realidad fue por que lo agarré a mi hermanito jugando con el mío. (“Es obvio que lo olió mas de tres veces”, pensaba).

sábado, enero 20

Roxanne

En mi vida tuve meses de tener que levantarme a las 4 de la madrugada para ir a trabajar.
En otros me usaron varias veces.
Y di algunas satisfacciones.
En uno rogaron por mí. Que me quedara más tiempo. Ay, un poquito más.
En otro me pidieron si podía cumplir “varias funciones”.
Y una vez tuve que bajar la cabeza y aceptar algo que no quería.
También tuve que entretener a más de uno. A veces, al mismo tiempo.
Y ahora, en el nuevo, estoy mas piola. Mas canchera, tal vez. Me sale algo mejor.

Ah, no. Igual no soy prostituta. Sin duda sería una profesión mas redituable.
Solo intento ser periodista.

domingo, enero 14

Es domingo, tempranito... la verdad es que podriamos estar durmiendo. Pero no. Un rayito de sol nos despertó...
Uy mamita, el sueño que tenemos!

sábado, enero 13

I´m a loser baby, so why don´t you kill me?

Se que nunca voy a aparecer en la Isla de Caras anunciando mi boda

Ni siquiera voy a aparecer en alguna otra revista al lado de un famoso y que diga “Andrés Calamaro y compañía” en el epígrafe, ponele

Y menos que menos me van a ver en Intrusos

Y no, Alessandra Rampolla no me va a preguntar cuál es mi posición favorita

...Pero sólo al menos, díganme, por favor, que este blog es leído por más de dos personas...

miércoles, enero 10

Se informa que...

Este blog apoya a:

- los que abren un paquete de golosinas y no pueden parar hasta terminarlos, así como a los que pronuncian PiZZa
- los que no tienen vergüenza en preguntar en qué continente queda tal país
- los que confunden brócoli/coliflor – buzo/sweater
- a los que, a veces, usan los dedos para contar
- a los que no pueden evitar escuchar conversaciones ajenas en el subte/colectivo
- a los que comen big mac, así como a los que buscan el empleado del mes en Mc Donalds.
- a los que cantan cuando caminan por la calle
- a los que se comen solo los bordes de las empanadas y tartas
- los que a veces cuando cantan en ingles se mandan cualquiera MAL
- a los que cuando sueñan con alguien famoso se despiertan enamoradas de esa persona
- a los que no se terminan todos los libros que empiezan
- a los que se ríen solos por la calle por que se acordaron de algo (pero tipo carcajada)
- a los que saludan al colectivero (tipo: Hola, que tal, uno de 80 por favor)
- a los que le dicen “un beso” al del delivery
- a los que todavía se acuerdan las canciones de Jugate Conmigo
- a los que odian a los payasos
- a los que no escupen cuando hablan
- a los que si les gusta mucho una canción la pueden escuchar todo el día en repetidas veces
- a los que desconfían de los que lo llaman en diminutivo cuando todavía no hay confianza
- Y obviamente, a los que leen este blog.

domingo, enero 7

"Nada es, en general, lo que parece". Sólo un pequeño cuento. Final Parte III

Traté de buscar gente por algún bar, algún lado, pero no había nadie. Escuché gritos desde lejos, me alejé, vi grandes autos correr como si fueran los dueños de las calles. Y lo eran. Decidí volver a mi casa, había pasado una hora ya, una eternidad ahí afuera.
Subí las escaleras como un relámpago, quería meterme en mi cama y no salir hasta que saliera el sol. La puerta estaba entreabierta, nervioso como nunca dudé en entrar. Luego pensé que algo le podía haber pasado a Mario y entré sin vacilar.

A partir de ese momento el rumbo de mi vida pareció abrirse en dos caminos. Por un lado, una tortura que la sufriría hasta en mis huesos, la búsqueda desesperada de mis padres, el llanto de los más queridos y la traición de alguien que alguna vez consideré mi amigo. Supongo que los actores somos así. Podemos y sabemos actuar hasta en la vida cotidiana. Disfrazarnos, improvisar; ser un santo o un asesino. Y así era Mario.
Claro que mi vida no tomó ese rumbo; de lo contrario en este momento no estaría subiéndome al avión rumbo a Europa, esperando poder allí triunfar en mi campo.
Todavía siento mi transpiración al tocar el picaporte al entrar. Confusas sombras inundaban el pequeño comedor y luces rebotaban contra el espejo que me salvó la vida. Pero corrí. Y voy a seguir corriendo hasta en Europa, feliz de estar vivo. Sin embargo, a fin de cuentas, es verdad; a largo plazo terminaré agradeciendo todo esto. Miro hacia atrás y me río... no sabia que ese Mario era tan buen actor.

sábado, enero 6

"Nada es, en general, lo que parece". Sólo un pequeño cuento. Parte II

Hacia dos meses los días y las noches se habían vuelto tan monótonos que se habían integrado como parte de nuestras vidas. Aunque de vez en cuando íbamos a comer al bar de la esquina, cuando abría.
Pero ese día Mario había prendido un cigarrillo y se lo podía ver distante y callado.
Al llegar a la casa hubo un par de llamados de gente que él parecía conocer. No quise preguntar quienes eran, en realidad me los podía llegar a imaginar pero Mario era tan buen actor...
Yo lo conocí hacia dos años, cuando en Buenos Aires ni siquiera se conocía la palabra “proceso de reorganización nacional”. Habíamos empezado a estudiar juntos para ser médicos en la universidad de Buenos Aires, nos hicimos bastante amigos, los dos necesitábamos irnos de nuestras casas, con la plata de los dos juntábamos para un departamentito en el centro, y ahí estábamos. Ahí seguíamos. Lo de médicos no había sido más que una locura pasajera.
Los llamados misteriosos de esa noche estaban deformando la monotonía con la que me había acostumbrado a vivir. En realidad era una monotonía que había buscado vivir por estos tiempos, a la que me había adaptado a la fuerza.
-Viene mi novia esta noche a casa, te jodería...?
-Deja, ni te hagas drama, salgo a dar un par de vueltas...
-Listo, mató, gracias.
Me extrañó que no me haya dicho que me cuidara, que tenga cuidado a donde iba, esas advertencias que en esa época se habían hecho tan famosas como el decir hola al entrar.
Salí sin saber a donde ir, no quería ir a lo de mi vieja, se armaría toda una película en su cabeza; a lo de mi viejo menos todavía, no tenía ganas de escuchar ningún tipo de sermón. Las calles estaban desiertas. Me preguntaba si todavía quedaba alguien vivo.

jueves, enero 4

"Nada es, en general, lo que parece". Sólo un pequeño cuento.

Y tuve que dejarme llevar. No quería hacerlo, pero no me dejaron escapatoria. Es quizás una de esas cosas que agradeceré a largo plazo, pero mientras tanto debo ir sufriendo cada segundo que pasa.
Esa mañana, como de costumbre pasó a buscarme por la esquina de mi casa rumbo a las clases de teatro. Noté algo raro en sus expresiones cotidianas pero no quería apresurarme a confirmar mi duda. Mario había prendido un cigarrillo esa mañana. Y yo lo miré. Y no nos hablamos hasta llegar al bar donde nos estaba esperando un rico desayuno de medialunas recién hechas. La incomodidad de la situación nos obligó a hacer algún tipo de comentario; de esos que se hace cuando no se tiene nada que decir (o no se quiere decir nada). De repente, se nos acabaron los temas. El tiempo, el fútbol, la vecina sexy, la loca del 5 piso. Todo menos de política. Hubo momentos de silencio y de un tremendo vacío en el ambiente. De lejos, la gente se chocaba, no se querían mirar a los ojos, no se querían tocar, ni siquiera rozar. El miedo los había privado de esas cosas.
Sin más que decir (o sin querer decir nada más) partimos hacia nuestras clases. Yo había tenido tiempo para ensayar, pero a Mario le surgieron unos inconvenientes de suma importancia y secretos (por lo menos para mí). Joven emprendedor, empresario, dos autos, una casa en la costa. Mi personaje no encajaba conmigo ni en lo más mínimo, ni creo que el de Mario lo hacia. Típico marido, trabajador estatal, zapatos bien lustrados, y maletín heredado. Pero de eso se trataba ser actor. De actuar. Y Mario lo sabía hacer muy bien.
Tres horas de ensayo. Faltó algún que otro actor. Nadie quiso preguntar por ellos.

(Continuará...)

lunes, enero 1

Jugale a la niña bonita

1 de Enero. Noticiero Canal 13.
Periodista: "Y ahora, una buena noticia, el primer bebe del año, nació en Capital Federal, se llama Agustin, pesó 3 KG 500, su mamá, de 15 años...."

Y bue... Asi empezamos el año.