viernes, noviembre 17

Mis 10 lugares.

Aqui va algo que escribi, para un profesor. Son mis 10 lugares de Capital Federal. Y sus respectivas descripciones.
“Despensa La Pampa” – Pampa y Amenabar

Baldo sigue escribiendo los pedidos fiados en un cuaderno que ya esta amarillento y no debe tener menos de diez años. “Los chicos”, sus hijos, ya crecieron, bastante, dirían los vecinos, pero siguen ayudando al padre como cuando salían del colegio. Lo único que cambió en el almacén de Don Baldo fue la caja registradora; los avances de la modernidad todavía no pudieron son su genio. Con un “¿Listo el pollo?”, saluda a cada uno de sus clientes cuando terminan sus compras, cada día de su vida, con su cuaderno amarillento en uno de los pocos almacenes de la Capital Federal atendido únicamente por su dueño, desde hace mas de 40 años.
“La Mezzetta” – Pizzería Álvarez Thomas y Forest
Es difícil de creer que de un lugar de dos por dos se pueda comer probablemente la mejor porción de Pizza de la capital. También es difícil de creer que en un lugar de dos por dos, tacheros y motoqueros compartan un momento de sus días en paz y sin puteada de por medio. Porque “La Mezzetta” es parada obligatoria para todo aquel que trabaje en la calle, y porque con unas pocas monedas uno se puede llenar tranquilamente con un par de porciones de fugaza, de camino a su próximo destino, mientras escucha conversaciones “de calle”, esas historias siempre divertidas y melancólicas que tienen los tacheros de Buenos Aires.
– Paso y Tucumán
Para aquellos que están ajenos a los rituales culinarios de la religión judía comer en este lugar puede ser un tanto fastidioso. De un lado los lácteos, y de otro separado, las carnes. Los ortodoxos tienen prohibida esta mezcla. Pero los demás mortales, pueden comer un “quepe” o un “zembuza” (empanada de queso) de una receta típica y milenaria. Eso si, hay que comprarlos por separado y acordarse de sentarse en los lugares indicados, aunque de equivocarse se escuchará un simple “ahí no pibe, ahí no”. Un simple almuerzo, con complicadas reglas pero divertido ambiente en pleno once.
“Libros de ayer” – Elcano y Cramer
El olor a libro viejo te lleva a un lugar que no sabes bien que es, ni donde es, pero te gusta olerlo de vez en cuando, y hasta quizás te inspire en algo. Bueno, a no todos. Pero a los que sí, esta librería de libros usados y nuevos tiene un montón de este olor. Y se pueden conseguir ediciones viejas, agotadas, pero para los que sienten este olor, siempre el libro usado fue leído por alguien misterioso, profundo y oscuro. Y esta librería, esta llena de estos libros.
La Norteñita – Manuel Ugarte y Cabildo
Si abrís la puertita de un localcito que de afuera parece ser un simple restaurante Manuel Ugarte al 2700, y Cabildo, te vas a sentir misteriosamente transportado al Perú, con sus colores, olores, caras y palabras. Un mini – Perú en pleno Belgrano. Y sin ese “algo” marketinero que tienen los lugares de turismo, no se ve ese esfuerzo en tratar de parecerse a los demás, sino que es solamente un lugar donde se puede comer las ricas comidas del Perú a buen precio.
“ Especies Obligado” –Vuelta de Obligado y Sucre
Cuantos olores concentrados de especies de todos los colores, de todos los países, algunos exóticos del medio oriente y otros mas locales, para “darle el sabor que cada comida merece”, como dice el dueño, que trabaja con su hija, que por el fanatismo de las especies del padre se hizo nutricionista y sabe que los tomates secos tienen que estar a la sombra, porque sino se oxidan y pierden el gusto, y se enoja con los que los venden en la calle, se indigna y no lo esconde, pero ese carácter se esfuma cuando un nuevo cliente le pregunta que hacer con la fécula de maíz y si es verdad que las frutas secas estimulan el deseo sexual, o como dice él, si nada mas ayuda a “mover el vientre”, o qué es lo que hace bien para los huesos, el dolor de cabeza, la menopausia, en fin; está para los inexpertos en la cocina, para los que saben de verdad y saben que sus especies son las mejores, para los que creen en las pociones mágicas y necesitan algún consejito.

Carnicería “Tierna tierna” – Freire al 900
Él, con ese delantal con manchas de sangre, con un cuchillo filoso siempre cerca, de musculosa, con esos cuantos kilos demás que sin vergüenza muestra, dice: “Mire que tiernita, no lo va a poder creer señora”. Parece sacado de película. Pero a este típico carnicero se lo puede ver siempre, detrás de su mostrador, con miles de cortes exhibidos en su pequeño local, con la misma pose, tono de voz y frase. Hasta el nombre “Tierna Tierna”, lo dice todo.

Puesto de diarios y revistas – O´Higgins y Pampa
Revistas importadas desde Inglaterra, Francia, Italia. De moda, salud, deportes, cine. Caras y baratas. Parece el emporio de las revistas. Porque también tienen ediciones viejas, inclusive de las que no se consiguen en ningún lado. Pero lo que mejor tiene este puesto de diarios y revistas es que podes ojearlas tranquilo, porque saben que no todos se van a llevar revistas de 15 euros. Igual las tienen, de todos los colores, de todos los países. Ah, y está abierto las 24 horas. Dato fundamental para los noctámbulos.

Típico Chino – Elcano y Álvarez Thomas
Es de esos lugares que si vas a comer ahí, mejor no entrar, porque en realidad trabajan para deliverys, pero pareciera que alguien alguna vez preguntó si se podía comer ahí, entonces pusieron algunas improvisadas mesitas. Y además el nombre, que parece apropósito, si se lee Tipi – cochino. Mientras uno trate de evitar mirar hacia la cocina, que encima la tienen un poco a la vista, y cuidada como si estuvieran todavía en China, la comida la van a encontrar exquisita. Él pareciera que llegó hace dos días al país y hablar con el por teléfono es una experiencia un tanto bizarra. Debe estar como hace más de diez. Ella captó un poco más el castellano y es la que toma generalmente los pedidos.
10- “Las grutas” (heladería) Sucre y Cabildo
Ni el desenfrenado avance de “Volta” ni “Pérsico”, que cada vez están más cerca, pudieron acabar con los cinco hermanos de “Las grutas”. Todavía resisten, contra viento y marea, pero resisten. Es difícil distinguir cual es el mayor o menor de los hermanos, porque en realidad (salvo uno) parecen todos gemelos. Uno es el cajero, otro lleva los deliverys, otros dos están al fondo preparando los helados, y el último; con un cargo no definido, espía a la gilada que va a Volta. Busca traicioneros. Aunque ahora se ríe, porque pusieron un Pérsico a dos cuadras de Volta, y esa misma gilada se mudó. Ellos igual resisten, porque saben que nadie nunca podrá con su “super dulce de leche”, y porque en realidad también saben que los traicioneros fueron pocos, bueno, solamente la gilada.

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